martes

Delhi

 

 

“Quiero que las culturas del mundo soplen por mi casa,

pero no quiero ser arrastrado por ninguna de ellas”.

Damos comienzo a nuestra visita a la India, con una oración ante la tumba de Mhatma Gandhi, en Delhi la capital de este gigante emergente en el primer plano internacional, antes de entrar en la ciudad. Ya en ella, alguien de nuestro grupo turístico pregunta que si falta mucho para Nueva Delhi, y al contestarle el guía que ya nos encontramos en ella exclama “¡Pues cómo estará la vieja!”, pero no obtiene las risas que esperaba.

 

 

Este es un mundo distinto al que conocemos en Occidente, pero ya desde la tumba de Gandhi nos viene cautivando y le miramos con respeto. Sobre todo a sus gentes numerosas y atareadas. Imposible no admirar su belleza y dignidad, sin importarles si es que reflejan o no la pobreza vistas por los turistas, ignorantes de lo esencial. El alma hindú es inmensamente hermosa y transciende las meras apariencias.

 

Visitaremos el Rahtrapati Bhavan (Palacio Presidencial)...

 

… la Puerta de la India...

 

…el Mausoleo de Humayún...

 

…la mezquita más grande de la India: la Jama Masjid...

 

… el Templo del Loto de la doctrina  Bahai...

 

… el Minar Qutub...

 

…y otra serie de monumentos que nos quitan los pensamientos automáticos acerca de la Historia y las creencias de este inmenso país que tiene mil culturas, y mil devociones que iremos encontrándonos en nuestro recorrido desde Delhi a Benarés.  En 1564 el soberano mogol Akbar establece la igualdad legal de hindúes y musulmanes, que se influenciaron mutuamente hasta el punto de dificultarnos el distinguir si el famoso mausoleo de Muntaz Mahal en Agra es hindú, o sincretista o musulmán o…

 

Pero, aunque iremos a él, ahora seguimos disfrutando Delhi y nos impresiona su Fuerte Rojo.

 

Yendo de un lugar a otro, y saliéndonos al paso tan distintas facetas hindúes, el guía nos comenta tratando de desdramatizar con su amable sonrisa que, como ya vamos advirtiendo aquí sucede como en otros lugares del mundo, en los que con cualquier creencia religiosa y sea cual sea el régimen político, siempre los más débiles siguen cargando con la peor parte de esta vida, sacando fuerzas de flaqueza para sobrellevarlo e intentar mejorar de situación...

 

... aunque en India raramente con ira ni con odio. Gandhi demostró que sin violencia pudo lograrse la independencia de este país, algo que parecía imposible antes de  lograrla.