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ESCAPADA  A  BUDAPEST

 

En 1873 se fusionaron las tres ciudades históricas del río Danubio, Obuda, Buda y Pest. El Puente de las Cadenas había comenzado a unirlas y hoy sigue siendo el más famoso de la capital resultante: Budapest.

 

Al Oeste Obuda y Buda, la primera se alza sobre  un asentamiento romano  y conserva vestigios de aquellos siglos, Buda es medieval  y es un gozo recorrerla y admirarla, pues derrocha arte a cada paso.

 
Así que, nada más dejar el equipaje en el hotel, lo primerito nos subimos a la colina del Castillo de Buda, privilegiado mirador de Budapest, con fortaleza amurallada y palacio real (el de la “emperatriz Sissi”)..



Sobre las calles y callejas medievales de la bella Buda emerge la iglesia gótica de Nuestra Señora, más conocida como de San Matías, construida en su arranque en estilo románico, fue adaptada a mezquita bajo el dominio turco.

No hay que bajar de Buda sin asomarse antes al llamado “Bastión de los Pescadores”, a fin de disfrutar la estupenda vista del Danubio y del monumental Parlamento, situado en la orilla de Pest…

, y también de la vista que encuadra este monumento con el citado Puente de las Cadenas.

No sé de dónde viene el nombre de este “bastión de los pescadores”, porque en vez de hombres de mar encontramos a los aguerridos húngaros que frenaron a los turcos cuando empezaban a expandirse hacia el Centro de Europa.

Antes de cruzar al otro lado del gran río nos asomamos a una gruta mariana, junto a un elegante hotel-balneario (los turcos revitalizaron las antiguas termas de los romanos).

 

Y al otro lado del puente, ya en Pest, nos metemos a curiosear un rato el interesante Mercado Central que tiene de todo y a precios muy asequibles. 

Al salir recorreremos Pest, más abierta a los tiempos actuales aunque conserva espléndidos monumentos de los siglos anteriores. Lo haremos sobre todo andando aunque también montando en metro o en tranvía.


Al día siguiente seguimos brujuleando de aquí para allá, a ver que sorpresas nos salen al encuentro, y damos con una gran plaza (en la cual hasta nos hacen una foto de recuerdo).

Nos dice la fotógrafa que estamos en la Plaza de los Héroes, presidida por el llamado Monumento del Milenio, que custodia la Tumba del Soldado Desconocido de la II Guerra Europea.

Aunque de la Primera resulta que también tienen un memorial de menores dimensiones.

En nuestro deambular vamos viendo que Budapest tiene numerosos parquecitos, con esculturas al aire libre...

Y también dentro de sus museos. Nos anotamos uno uno de ellos, que tiene muy buena pinta pero que nos dejamos para ver sin prisas cuando volvamos a esta preciosa ciudad.

 

Mientras, de formato más ligero nos decidimos por una especie de museo etnográfico… 

… albergado en uno de los palacios que disfrutaron los reyes húngaros, dentro de un parque con lagos y verdores.

Así callejeando, ahora por el centro de Pest, nos damos cuenta que estamos en el barrio judío, donde se alza la sinagoga de la calle Dohany, que al parecer es de las grandes.

Y, como aquí anochece pronto,  hasta aparece una especie de duende nocturno, aunque su letrero diga que se trata de una escultura en bronce de “La pequeña princesa” (suponemos entonces que disfrazada para alguna fiesta de carnaval), a la que debe ser costumbre sobiquearla los muslos y las rodillas.

Y, como "lo bueno si breve dos veces bueno", casi sin darnos cuenta distraídos como hemos estado, disfrutando breve pero intensamente la bellísima capital de Hungría, tras pegarnos un madrugón que nos entrena para los que nos esperan en España... ya estamos subiendo la escalerilla de embarque para volver volando, desde el aeropuerto Franz Listz, a preparar otra escapadita aún no sabemos hacia dónde pero a ser posible tan grata como esta.